alguna que por su medio lograse torcer la voluntad del destino. La suerte no estuvo de su lado cuando recibió la visita casual de su amiga. Ahora se preguntaba, simplemente, qué era lo que había provocado la irritación que le condenaba y hasta si era cierto que algo en su interior, algo que la memoria no conseguía identificar, aprovechó aquel instante fatídico para ordenar a sus manos que atraparan el cuello de la mujer y apartaran el velo de la suerte que le cubría