con vergüenza, admito los hechos. En cambio rechazo de plano la responsabilidad total, que algunos tratan de endosarme. Creo que mi culpa sólo consiste en no haber comprendido en seguida algo que hoy parece evidente. Como Colón, Abreu logró un descubrimiento extraordinario, pero no el que buscaba. Estas páginas mías refieren dos o tres episodios que respaldan el aserto. Si todavía alguien requiere mayor confirmación, la encontrará en una noticia que últimamente difundió la prensa. El cónsul en