El 4 de julio de 1982 los mexicanos eligieron a un Presidente y a nuevos senadores y diputados. Las elecciones fueron notables tanto por el gran número de votantes como por la libertad y tranquilidad en que se realizaron. El pueblo mexicano mostró, otra vez, que su moral política es mejor y más sana que la de sus clases dirigentes: la burguesía, los políticos profesionales y los intelectuales. Dos meses después, el 1 de septiembre, esas mismas clases volvieron a manifestar