del contrato voluntario sobre la fatalidad histórica, el de los fines privados frente a los fines colectivos y el del futuro sobre el pasado. En el pasado se concebía a la historia como una acción colectiva -una gesta- destinada a realizar un fin que trascendía a los individuos y a la sociedad misma. La sociedad refería sus actos a un fin exterior a ella y su historia encontraba sentido y justificación en una metahistoria. Los depositarios de esos fines eran el Estado y la