de Rumania y levantó la excomunión contra Tito; sin embargo, los márgenes de interpretación de la doctrina siguen siendo muy estrechos y cada diferencia política se transforma inmediatamente en herejía. Como en las teocracias de la Antigüedad, el sistema comunista realiza la fusión entre el poder y la idea. Así, toda crítica a la idea se vuelve conspiración contra el poder; toda diferencia con el poder, sacrilegio. El comunismo está condenado a engendrar cismas, a multiplicarlos y a reprimirlos