Quisieron estar fuera del mundo y están en el mundo, son el mundo. Así, la contradicción de la sociedad norteamericana contemporánea: ser un imperio y ser una democracia, es el resultado de otra más honda: haber sido fundada contra la historia y ser ella misma historia. En un viaje reciente a los Estados Unidos me sorprendió la abundancia --en las vitrinas y los estantes de las librerías de Nueva York y de Cambridge- de libros y revistas que tratan el tema