, imprudentemente, con supuestas cremas solares, puede atraer entonces la atención sobre usted: convocar sin quererlo, como un imán, toda clase de azares e imponderables. Baja usted, por ejemplo, los tramos de la escalera, avanza tranquilo por el pasillo y, cuando menos se lo espera, un grupo de agentes en uniforme le elegirán entre la masa de usuarios apresurados y le arrinconarán, con otros sospechosos, frente a un relamido y luminoso cartel anunciador que, para