así nuestro héroe. Pero, del mismo modo que la presunta Marilyn es sustituida a menudo en tales casos por una criatura murgona y cargante, con todas las taras y resabios de la maldita esposa -con lo que la dulce quimera deviene inquietante o atroz pesadilla-, pese a la excelente calidad del maaxún que se procura, su brillante apoteosis televisiva cederá el paso a la realidad de un universo inhospitalario e ingrato: una casa de reposo de ancianos, fría y aséptica como