el espacio geofísico y cultural; el pasado, presente y futuro; las tropelías e injusticias ya olvidadas de la Historia. La tragedia del pueblo oteka, exterminado hace nueve siglos, en medio de la indiferencia criminal del universo, le conmueve y subleva como si hubiera sucedido la víspera. En secreto -y esto no lo habíamos revelado hasta hoy absolutamente a nadie-, multiplica en su favor pintadas y llamamientos a la opinión pública. De acuerdo con otros miembros de sectas y