agarra a esa palabra: «Lisa. También la Andrea. Sin pecho, ni caderas, ni culo, como los Santos de Reggio... ¿Qué te gustó en esa mujer, hijo mío? Así estás siempre tan serio. Apuesto a que en la cama sólo le haces lo que ella te deja y cuando no dice que tiene jaqueca... ¿Fue el postín de su padre senador?... ¡Vaya senador, sin una lira!... Nunca me fié de los
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APOSTARI.1 - Arriesgarse a creer que algo es verdad o va a ocurrir