lo más penoso, Renato, no pienses que no lo sé, lo que más me cuesta es que maleduque al niño... Sí, no me interrumpas: eso de meterse todas las noches en su cuarto, impidiendo que se acostumbre a dormir solo... No lo niegues; hasta tú has estado allí y le has visto... ¿O te crees que soy tonta ?... No deberíamos consentírselo, pero pienso en su poca vida ya, y los dolores y