Pero tenía que gustarle más el pesebre, ¡es lo nuestro! -Oiga, y ¿ por qué no le lleva otra cosa que le llame la atención ? Mire todo lo que tenemos aquí para la Navidad. El viejo admira una vez más a esa mujer con recursos para todo. Se comprende que se busque buenos apaños para animarse la vida, porque con ese tío que les escucha como un bobalicón y se llama Marino... ¡Marinello, le llama ella