primero que vio en dónde estaba la falla y en qué consistía: «En lo que toca a la dirección de los asuntos externos de la sociedad, los gobiernos democráticos me parecen decididamente inferiores a los otros... La política exterior no exige el uso de casi ninguna de las cualidades que son propias a la democracia y, al contrario, reclama el desarrollo de casi todas las que le faltan... Difícilmente la democracia sabría coordinar los detalles de una gran empresa, trazar previamente un