causas explican el contagio: la primera, la abierta contradicción entre la ideología obrerista del régimen y la situación real de los trabajadores; la segunda, el sentimiento nacional siempre vivo. Cerca de un millón abandonó el Partido. Otros militantes prefirieron quedarse e intentaron una reforma interior. Fracasaron pero lograron desalojar del Comité Central a la mayoría de los viejos burócratas, con la excepción de Kania y el general Jaruselski. Los dirigentes rusos vieron con una mezcla de estupefacción e indignación todos