me y yo en nuestro gozo. Nos mirábamos fuerte, muy blancos del polvillo de la harina, y ¡ empezábamos a reírnos! Echábamos unos tragos, un mordiscón a cualquier cosa, queso, manzana, salami, ¡pan, figurate si había!, y a la cama. O primero al montón de sacos, por no subir la escalera. ¡A mordernos, que así era la Salvinia! Parece que la veo aquí en lo oscuro. ¡