precisamente aquí? ¿Por qué hago también como los demás y trazo este absurdo mensaje para los que dentro de unos minutos, modestamente acuclillados como yo, ocuparán mi lugar? A menudo, cuando la inspiración le falla, nuestro amanuense abandona sus fantasías erótico-apocalípticas, deja el papel, el bolígrafo y las tijeras sobre su mesa de trabajo, contempla la perspectiva de tejados, chimeneas y antenas de televisión que se divisa desde su buhardilla, se incorpora a cortarse las uñas y