en un asedio a causa de las fiebres que le sobrevinieron después de ingerir carne de la pierna corrompida de un moro muerto. «Un pariente del abuelo», repitió Miguel, a la vez orgulloso y deslumbrado, y la abuela asentía con gesto infantil. Una noche soñó que su abuelo era el capitán Haddock y que entraba en su habitación para enseñarle cuánto le había crecido la barba, que ya le llegaba hasta la cintura. Miguel introdujo la mano en ella para