Recuerdo que le estaba enseñando la choza y le contaba cómo la construimos tú y yo, cuando ella, sin prestar atención a mis explicaciones, me preguntó: "¿Por qué tu padre se ha quedado al final y no ha comulgado contigo?" "Porque se marea en las iglesias", respondí irritada por el tono de triunfo con que pronunciaba aquellas palabras que a mí me parecieron una acusación contra ti. "¡Mentira!