buscó personal para el servicio doméstico... Apenas descansaba. No tenía un momento de respiro. La nueva sirvienta era una mujer voluminosa y severa. Lo primero que hizo al llegar a casa fue decirle a Miguel: «Se ha acabado eso de estar todo el rato de un lado para otro. Supongo que no habrás olvidado que estás enfermo y que debes hacer lo que el médico mande».