selasselas y oprimiendo la garganta, la felicidad sube hasta los ojos del abuelo. Antes de que se derrame por ellos, el viejo coge al niño y lo levanta hasta su hombro sentado en esa manaza, enemiga de los guantes, donde cabe todo el traserito infantil. Brunettino ríe y palmotea. Renato y Andrea también aplauden. El viejo se ve como el San Cristobalón en el cuadro de la capilla, pasando al niño a la orilla de otro nuevo año
SON:193.19
CABERI.1 - Poder entrar o poder contenerse en un espacio