cama, la mesa, la silla y el calendario con muchos días tachados. «Los días de la enfermedad probablemente», diría más tarde Poli, cuando ya caminaban calle adelante. Al principio marchaban en silencio. En cuanto se alejaron un poco, David se detuvo, miró hacia atrás, hacia la miserable fila de casas de un piso, la calle silenciosa, sin tiendas, sin habitantes. --Parece un pueblo abandonado --dijo. --Todos estarán trabajando --apuntó