los tres hijos esperaba a su madre hasta oír sus pasos escaleras arriba. Fue entonces cuando Genoveva, que parecía haber ignorado los pasos interrumpidos, concentrada como estaba reuniendo razones para justificar su afirmación «Tú no conocías a David», abandonó su silencio y dijo: --Es el pequeño. Nunca se duerme hasta el amanecer... III El vendaval venía del Sur. Había arrancado tejas inseguras en los viejos tejados, agitaba los árboles con furia y desgajaba ramas vigorosas. A rachas