hojas que flotaban prisioneras en el recinto provisional formado por las ondas concéntricas. Recorría de prisa el camino trazado en el agua, movía la mano con ágil insistencia para evitar que las hojas escaparan. Regresó al tema que el amigo había abandonado al concentrar su interés en la flauta o porque consideraba agotado un asunto tan sencillo, tan obvio. --Te digo que eso no lo hacen los padres --generalizó David machaconamente. El amigo se le quedó mirando con la flauta en la