, pero no ha vuelto a encontrársela y necesita contarle su éxito, el de su táctica para salvar al niño. Aunque sigan encerrandole, la tortura ha terminado; el calabozo ha vuelto a ser alcobita. El viejo ha derrotado a la soledad; su presencia anula el destierro. Y cuando por la mañana el niño ríe y Anunziata le llama «hermoso», el viejo piensa: «Gracias a mí... » «Hasta el mejor humor de Andrea