Y los habitantes que albergaba parecían emanados de ella, modelados por sus manos milenarias. En un barrio umbrío, donde los cegadores rayos de sol entraban tamizados por las sombras, se hallaba tu casa, construida según antigua usanza, hecha de materiales nobles y gastados por el paso de tantas vidas como te habían antecedido en ella. Tenía dos plantas y un patio central pavimentado con losas de mármol. El murmullo del agua que corría por la fuente me obligó a detenerme