se lo buscaron por codiciosos, robando lo que pudieron... ¡Compadecerles! ¡Ni que yo fuese otro! -¿Y si lo fueras? ¿No has cambiado un poco? -Yo soy yo. El Bruno -reaccionó el viejo. -Claro. Pero este Bruno de ahora puede ver las cosas de distinta manera. El hombre calló, pensativo.