a veros en cuanto pude, tan pronto como pude. He venido sólo a verte, a veros... --dijo, y la voz le salió baja y triste. Un abejorro entró por la ventana y fue a posarse sobre una rosa. Su zumbido goloso navegó de una a otra flor. Fuera cruzaban los pájaros, y un resplandor rojizo, hacia el Oeste, anunciaba la puesta de sol. --Fue todo tan inesperado, tan ilógico --estaba