agobiante, por la casa, por tu hermana María, por lo que tú haces y confío en que me escribirá, porque en sus breves líneas pude notar su gran corazón. El hecho de que tu padre me llame hija me exalta; él piensa que soy tu mujer, sabe que soy tu mujer, entonces es que no hay otra, sólo yo y esto Diego, es para mí un infinito consuelo a pesar de tu silencio que atribuyo a tu exceso de trabajo