seme cómo solía llamarte, simplemente porque desde la escalera atisbo ese saco colgado cerca de la puerta y pienso que estás sentado frente a la estufa o miras curioso por la ventana. En la noche es cuando me desmorono, todo puedo inventarlo por la mañana e incluso hacerle frente a los amigos que encuentro en el atelier, y me preguntan qué pasa contigo y a quienes no me atrevo a decir que no he recibido una línea tuya. Contesto con evasivas