cinco en la tarde, y todavía de ocho a diez de la noche. Nueve horas de pintura al día ¿te imaginas tú lo que es eso? Diego, sí te lo imaginas tú que sólo vives para la pintura. Comía pensando en cómo lograr las sombras del rostro que acababa de dejar, cenaba a toda velocidad recordando el cuadro en el caballete, cuando hacía ensayos de encáustica pensaba en el momento en que volvería a abrir la puerta del taller y su familiar