abismos oscuros, a los nuevos para que se despabilen, envió un telegrama que leyeron en Buenavista: "Metase mi Prieta, entre el durmiente y el silbatazo". El Gringo que andaba en la chancla de la estación se enteró y fue el único en sonreír. Pero como ya no le gustaba platicar no dio explicación alguna. Tampoco la dio Alejandro Díaz, empleado de confianza. El recado Vine, Martín, y no estás. Me he sentado en el peldaño
DIE:085.09
ENTERAR - Llegar a saber, notar o dar(se) cuenta de [algo]