semanas en confirmármelo. Y, sin embargo, aquel era un éxito que finalmente quedaba como un secreto entre tú y yo. Ni siquiera se lo dije a mamá, no sé por qué. Creo que me parecía que ella no admiraba lo suficiente aquella fuerza que ahora poseíamos los dos; incluso, a veces, me pareció que le era indiferente. Además, por aquellos días, sólo me hablaba de la Primera Comunión. A mí no me atraía tanto como