hijo --murmuró--. ¿Te quieres confesar? --Por ahora no, padre. Quizá más tarde. De momento me gustaría hacerle unas preguntas. --¿Cuánto tiempo hace que no te has confesado? --¿Qué prefiere, el fútbol o los toros? --¿Y de qué pecados te acuerdas? --Es usted sordo como una campana, ¿verdad? --¿Estás arrepentido de haber hecho llorar al niño Jesús? Dejé que me diera la absolución