Pancho menea la cabeza. --Habemos unos que no a todo nos acostumbramos. --Vas a ver que te sientes bien. Mañana vamos a correr la máquina a Veracruz. Tú te la vas a llevar... Llevas cemento. --¿A Veracruz? Con esta nueva locomotora anaranjada y tiesa, Pancho no habla. En las estaciones nada ha cambiado; son las mismas bancas piojosas y desvencijadas, los mismos puestos e cecina que se tuesta, las mismas mesas cojas, los