me lo ofrecía de mil amores. Acepté el ofrecimiento, como cabía esperar, con tanta prontitud como reconocimiento y sin más trámite satisficimos la cuenta, fuimos a buscar el coche de la Emilia al parking en que lo habíamos dejado y emprendimos el regreso, concentrados ella en la ingrata tarea de abrirse paso entre el tráfago y yo en las imaginarias delicias que la perspectiva de un mullido lecho me pintaba. Poco sospechábamos que al término de nuestro viaje nos aguardaba una descorazonadora
LAB:081.11
EMPRENDER - Iniciar una actividad, con frecuencia un desplazamiento largo