Pinto. A los pies de su cama de fierro pusieron una plaquita: "José Pinto, Ebanista" y de su cuello colgaba la misma etiqueta. Nunca agradeció nuestras visitas ni levantó la vista, sus ojos ya velados. Ahí acabó el pobre. Recuerdo que a su lado un viejecito se tapaba con las cobijas todo equivocado y dejaba tristemente al descubierto sus ijares resecos y enjutos. Una enfermera me explicó enojada: "Lo hace a propósito. A diario hace lo mismo
DIE:170.20
ACABAR.1a - Llegar al final [de cierta manera o a cierto lugar]