selalos, las escaleras y los sótanos benedictinos. No sé si Patitas se enamoró de una de las italianas, pero el hecho es que bajó de la montaña impresionado. "Hay que sacarlos de allí; no tienen provisiones, se acabaron los quesos que el hermano Joaquín dejó escurriendo sobre tablas de madera, no hay luz, no hay agua, están enfermos. Hay que hacer algo por ellos." Aunque me negué a que subiera volvió a hacerlo