lalola, como humana, conservase alguna forma de amistad; sabe perfectamente, en fin, que lo único que podría hacer un ejército en el País Vasco jamás sería restaurar ninguna clase de unidad, sino tan sólo vengarla, y vengarla a costa de agravar hasta el extremo aquello mismo de lo que se venga, o sea, de dilatar y ahondar al infinito la separación y aniquilar para siempre todo posible cimiento futuro de amistad, de consagrar la aversión