lalola de dilatar y ahondar al infinito la separación y aniquilar para siempre todo posible cimiento futuro de amistad, de consagrar la aversión y perpetuarla. Sólo quien no pretenda otra cosa que retener un territorio aun a despecho de sus habitantes y vengar una unidad que ya da por totalmente perdida para siempre, siga, pues, propugnando la intervención armada. 13. Ay, Señor, los amantes de España son como amantes de tango, siempre de mostrador en mostrador,