- ¡Es que tiene narices que yo me empeñe en olvidar esa historia, y que los demás no me dejéis! JOSE.- Oy, yo sólo te he dicho... CRIS.- (Dando golpes con todo lo que utiliza, sin dejarle hablar.) ¡A mi madre, parece que se le ha muerto la hija! Todavía se le llenan los ojos de lágrimas, y me mira como si tuviera la viruela negra. «¡Mi niña!