pórtico. La ascensión y sobre todo la visita al monasterio habían influido en cada uno de ellos de bien distinta manera. Marescu se hallaba en su ambiente, muy sorprendido de la riqueza artística del lugar. Se sentía satisfecho de poder utilizar las notas tomadas en aquella escapada para su trabajo sobre el arte bizantino que había comenzado en tierras de Ravenna. Betina y Jano se sentían coaccionados por la presencia de sus acompañantes. Sus vidas, sus nacientes afectos, pugnaban por poder explayarse