selo del manicomio en una clara mañana de invierno. Y he aquí que al doblar un recodo del sendero que en la realidad no conduce a ninguna parte, sino que bordea la tapia y muere en la entrada trasera, la que se usa para descarga de materiales y evacuación discreta de catatónicos, reparé no sin estupor en que el sendero se bifurcaba y que tomando el ramal de la derecha se llegaba a un recoleto paraje aislado del resto del jardín por un seto de