como una "paz honrosa" ("paz honorable", se maltradujo entonces), según el degenerado concepto del honor que lo reduce a pura soberbia de la fuerza, y conservar "el respeto hacia sí mismo", por usar la sintomática expresión anglosajona. Por su parte, a mediados del año que acaba de pasar, el gran periodista norteamericano James Reston escribía en The New York Times: "Los europeos consideran la diplomacia como un ejercicio de compromiso, para buscar