el magro saldo de mis fuerzas logré arrastrarme hasta la acera, evitando así ser atropellado por los vehículos que venían detrás tocando la bocina y armando escándalo y, una vez a salvo y no obstante la barahúnda reinante, me tendí en el empedrado y descabecé un sueñecito. Me despertó a puntapiés una señora para preguntarme si me pasaba algo. En parte por justificar mi presencia en aquel lugar y en parte por ver si ablandaba su corazón y le sacaba algún dinero
LAB:039.09
TENDERI.1 - Tumbar(se) o acostar(se) alguien en algón sitio.