restriega sus manos una contra la otra, acaso buscando un calor que la emisión intermitente de las ondas lumínicas a las que se acoge no puede entregarle. Luego permanece impasible largo rato y los pensamientos vuelven como el sueño reparador que sucede al sobresalto de la pesadilla. Había tomado la norma de pedir a las mujeres que se desvistieran ante él. En realidad se lo había pedido a su novia de entonces, una pelirroja pequeñita a la que ya observaba con disimulo cuando ella
MIR:049.03
SUCEDERII.1 - Seguir. Ir detrás en orden o en el tiempo