rústica, papeles y carpetas, Sobre ella, una ventana enrejada más bien pequeña, sin otra función al parecer que la de mejorar la iluminación interior. En el resto de la pared se encaja un deslucido aparador que, según suele suceder en los hogares modestos, además del frutero soporta algunas fotos pequeñas, revistas y otros libros. A su alrededor y sin simetría, carteles clavados con chinchetas de alguna otra representación teatral de barriada y de alguna asamblea sindical. Entre ellos,