Eramos así. Ibamos a cambiar el mundo, cada uno a su modo. ADELA.- Pero luego el mundo nos cambia a todos. Fue un verano extraño, muy caluroso y con tormentas casi todas las tardes... ¿Qué sucedió? Un día feliz, juegos, risas, la exaltación de sentirme viva en un mundo maravilloso y, al lado, sir Lancelot del Lago, un hombre al que admiraba y amaba... ¿Tengo que estar llorando toda la vida