Entonces ella presiona fuertemente sus brazos. En realidad los atenaza. ¿O antes apareció ese mínimo temblor de ojos, ese alerta de incredulidad que antecede al miedo en décimas de segundo? Ella lucha, sí, pero antes, antes sucedió algo porque a él ya no le importa que ella luche; desea hacer ya lo que está haciendo. Antes, pues; antes del temblor de ojos, después de la conversación en el sofá: ¿Hay siquiera una pizca de tiempo