se lo hubieron llevado sonó el teléfono. El comisario contestó, escuchó lo que al otro lado de la línea le decían, hizo varias reverencias y aseguró que cumpliría de inmediato lo encomendado, que perdieran cuidado y que no volvería a suceder. Colgó y me dijo: --Andando --¿A dónde? --Ya lo verás. Supuse que me aguardaba impaciente el pelotón y me consideré autorizado a formular un ruego. --Señor comisario --dije--, saqueme de una