hijo de la luz se permitiese alguna vez dejarse deslizar y confundir entre los hijos de las sombras. Mas no parece sino que de la mismísima afogonada y tenebrosa bocana del infierno el fatídico aviso de la eternidad: Lasciate ogni speranza subiese a anticiparse sobre los propios valles terrenales, como si el viejo, aunque nunca entero, albedrío de los humanos, habiendo ya alcanzado su pleamar, estuviese empezando a retirarse hacia el pasado, y por el otro frente viniese ya